Atasco

Me atasco delante de ti, de la mirada blanca y plana de la desnudez de tu papel , de la dureza de tus espacios infinitos hasta los márgenes. No llego, no consigo escribirte y llenarte de ideas, no consigo vaciarme como días atrás.
¿Mi alma decide quedarse dentro? ¿No quiere enseñar sus vergüenzas al folio en blanco? El grifo se había cerrado a cal y canto, ni un goteo de ideas, ni una grieta en el alcantarillado de mi memoria…
Muchos días después, esa sensación, el ejército de hormigas trepadoras de tobillos, la sensación en la punta de los dedos, el grifo afloja su cierre, caen las primeras gotas. Me justifico, me consuelo y por fin el blanco del papel es menos blanco que ayer, veo los renglones invisibles que me invitan a surcarlos con la tinta deseosa de explotar tras su encierro involuntario. Saco la tabla de surf convertida en barra espaciadora, golpeo las teclas con el ansia del primer día. El goteo ya no lo es, ruge la corriente folio abajo, arrastrando las inquietudes y las ansiedades pasadas, rompe márgenes y arrastra las letras, se construyen las presas voluntarias con comas y puntos. La satisfacción, la velocidad de los dedos, las ideas que salen sin orden ni sentido, bailan en la punta de los dedos, se abrazan antes de tocar el papel y quedan fundidas en este texto inconexo de orden literario pero necesario para poner en saldo cero los números rojos del último mes. Hoy vuelvo a escribir.