lunes, 20 de abril de 2009

21 gramos

En 1907 el Doctor Douglas inició un experimento que podemos tildar de controvertido como poco y se decidió a demostrar científicamente la existencia del peso del alma.

Tras calibrar una báscula y pesar a varios individuos en los primeros instantes de la muerte y en sus ultimos momentos, observó que la pérdida de peso entre la vida y la muerte era de 21 gramos para todos ellos.

A día de hoy nadie ha repetido el experimento, y ha quedado relegado a mera anécdota científica.

Ya que he comenzado por definir el peso del alma, ahora me gustaría definir la propia alma en sí.

De acuerdo la mayoría de religiones y tradiciones filosóficas, el alma es una substancia etérea propia y única de un ser viviente.

Platón fue más allá, obsesionado con el alma, la catalogó y la separó en 3 tipos, alma racional, alma irascible y alma concupiscible. No pretendo profundizar en los diferentes tipos, para ellos recomiendo la lectura de " el mito del carro alado" de Platón.

Los clérigos dotan el alma de un valor divino, del mismo modo que Platón, pero restándole la parte terrenal y humana. Dios copa la tierra de almas a las que llama a su presencia, nacimiento y muerte del alma católica.

Los poetas románticos del siglo de oro de la literatura, veían el alma como "algo" a lo que debían alimentar, acunar y cuidar. Le atribuían un sentido puramente irracional, de sentimientos. Odio y amor almacenados en el alma y vividos según cada autor en su máximo exponente. ( como lectura recomendada las rimas y leyendas de Bécquer)

El alma es mucho más que 3 formas racionales, que una inmortalidad o un algo que alimentar, es la esencia del ser, sin catolicismos ni religiones, es el ser y el sentir, el libro donde guardamos lo que aprendemos cada día, el libro que se moldea y crece a nuestro mismo paso. 21 gramos pesa el alma, medio gramo más lo añade nuestra historia.










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