Deshilachado

Creado de un vil hilo, hilado y tejido por la torpe mano de Cloto, me balanceo sobre la fina cuerda de mi ser tentando a Láquesis y aguardo a la inflexible Átropo. Nacido de un costurero perdido en un zurrón y con el dolor de los alfileres olvidados, en este patrón dejaron huella y dejaron punzada. Dice por ahí que no hay suerte ni castigo, solo consecuencias, y la mala cabeza trae malas consecuencias, pues lo que mal se hace mal se acaba. Y yo pataleo y miro lejos, levanto la barbilla y me miro en el espejo y el saludo que me devuelve me eriza el vello. ¿Dónde estoy? ¿Acaso soy ese humano reflejo envejecido en días? Enfermedad y desesperación de la mano y por suerte o por castigo esa mano no mece si no que ahoga. Vosotros viles fantasmas de alma jugáis con ventaja, aguardáis como los lobos en la niebla de noche para lanzar el ataque coordinado y de la mano de Láquesis os acercáis como la jauría que sofís. Y miro mis bolsillos y veo que donde tenia sable tengo papel y donde tenía escudo tengo almohada. Poca resistencia para tanta necesidad. Caído y rendido, de rodillas derrotado viendo el fallo como condena. Tarde para pedir paso al purgatorio, tarde para hilvanar de nuevo. Negado el nuevo comienzo, negado el sentir... Átropo, ven, inflexible Moira, bajo espada y bajo escudo y espero en esa olvidada piedra del camino, ver tu pérfida mirada.