domingo, 31 de enero de 2010

Es un hecho que la justicia es subjetiva, que los sucesos son interpretables dependiendo de quién esté viendo el acontecimiento. A continuación os dejo, el texto que se presentó como la alegación al Comité de Disciplina Deportiva en el caso caliente de la semana:
"En el partido Real Madrid-Málaga disputado el pasado 24 de enero, en el Santiago Bernabéu, sito en la Avenida Concha Espina s/n,, el jugador de nacionalidad danesa llamado Patrick Mtiliga agarra por detrás al delantero portugués Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, reaccionando éste soltando un codazo que deja mayormente al susodicho danés con la nariz rota, como refleja el examen médico hecho con posterioridad por un doctor titulado; cabe añadir que después de los hechos comentados, el agresor, al serle mostrada la cartulina roja, que en fútbol significa ser expulsado del campo, se revuelca por el suelo primero y junta las manos después como lo hacen las personas creyentes para pedir a Dios ayuda como dando a entender que está siendo objeto de una decisión injusta. Por último, en lo que se ha acordado en denominar zona mixta, el señor Cristiano Ronaldo manifiesta ante los medios de comunicación que lo sucedido 'es una vergüenza'".
Entiendo pues la mala reputación de los juristas que hacen una interpretación “ curiosa” de lo sucedido en el campo, convertir al verdugo en víctima es una buena estrategia para dinamitar la justicia.
Mientras suceda en un deporte nos escandalizaremos pero no habrá consecuencias, en este caso el balance fue una nariz rota.
Entiendo que hay que defender al cliente, pero quizás el punto de partida que debamos tomar sea el defender la aplicación de la justicia no lo sintereses del cliente.
Si alguien es culpable no debería caber a duda, debería presentarse la alegación fiel a la realidad y no al modelo adecua dopara librarle de la pena. Utopía absoluta, pero sería bonito, ver a los juristas defender la justicia.

jueves, 14 de enero de 2010

El Capirote Guardado





Estás allí rígido al fondo del baúl de todo nazareno. Llevas demasiado tiempo sin poder alzarte contra el cielo sevillano en ese rictus de respeto y de hazaña. En tu tela el olor de la cera quemada y del incienso de Cristo hacen que rezume un olor tan reconocible que al pasar cerca del baúl uno se transporta a esa carrera oficial recorrida en tantas “madrugás”
Escuderos del Señor de Sevilla, del Dios de todos los hombres, de ese Dios hecho madera que camina elevado entre saetas y llantos. Poder acompañarle en esa estación de penitencia que cumples por todos los hombres es el honor más grande que un fiel puede experimentar. Cruzar la puerta de palos en tu retaguardia, mirando tu cruz, es el mejor momento del mundo, en esa catedral oscura orando hombro con hombro, sosteniendo nuestros cirios para iluminar el camino que tus santos pies recorren…
El Gran Poder, que nombre más exacto para llamar a Dios. Tú rosto taciturno de dolor y cansancio ha escuchado millones de oraciones, ¿quién no aprieta el escudo de armas de tus hermanos y se siente reconfortado?
Eres el guía de nuestra oscuridad y nuestros miedos desaparecen al pensar en tu bondad, permite que este humilde fiel tenga las fuerzas necesarias para acompañarte de “madrugá” por las calles sevillanas, vestirse de nazareno para cumplir estación de penitencia a tu vera y volver a mancharse la túnica de la cera de tus velas.